No somos culpables de la crisis económica y del paro

¿Es el objetivo de Alemania la Europa de dos velocidades?

La Europa de dos velocidades

La Europa de dos velocidades

La crisis del euro no es ajena a la crisis política de la Unión Europea. El pasado mes de junio, la canciller alemana, Merkel instaba, ante el primer ministro británico David Camero, a avanzar en la unión política, declarando, “Europa no solo necesita la Unión Monetaria, sino también lo que llamamos una unión fiscal, para hacer políticas presupuestarias comunes para lo que es necesario ceder más competencias a Europa, paso a paso”; previendo que «va a abrirse más la horquilla entre los dos grupos, la Europa de dos velocidades»; proponiendo «mantenerse abiertos a que participen los socios que quieran entrar en el grupo más avanzado»; advirtiendo que «no podemos quedarnos quietos solo porque algún socio todavía prefiera no avanzar junto con el resto». Estas declaraciones de Merkel eran la réplica a las críticas de Londres y Washington, que solicitan una mayor implicación alemana en la resolución de la crisis europea. Como es sabido, el Reino Unido se niega a firmar el pacto fiscal europeo y rechaza la unión bancaria que proponen las autoridades europeas.

Pero esta unión política que propugna la canciller alemana Merkel no es sencilla de realizar, y menos a corto plazo. Para los franceses, y para su presidente Hollande, esta unión política solo será posible después de una integración económica y de que se tomen medidas urgentes, aunque supongan un alto coste, para estabilizar el euro. Es decir, a la inversa de lo que plantea Merkel. Además, hay que tener en cuenta que muchas de las decisiones de Merkel dependen del Tribunal Constitucional de Alemania; que ya advertía en el año 2009, en una contundente sentencia, que sin reformas sustanciales se había llegado al límite de lo posible en la integración europea, y que cualquier paso más allá del actual tratado de Lisboa sería inconstitucional

Al parecer el euro está sentenciado de antemano para los países del sur de Europa, Grecia, Portugal, España e Italia; si nos atenemos a las declaraciones de la canciller alemana Merkel cuando se refiere a la Europa de dos velocidades, y a las declaraciones del economista alemán Bert Flossbach cuando dice que la zona euro deberá limitarse a seis países de la Europa central, que son según dice, «cultural y económicamente homogéneas», mientras que «monedas nacionales volverán a operar en los países mediterráneos que hoy están aun en el grupo del euro». Eso sí, deja claro la ayuda a los bancos españoles e italianos, ya que la alternativa sería un desastre inimaginable. Desastre inimaginable, sobre todo, para los bancos alemanes si los bancos españoles e italianos entraran en quiebra y dejaran de pagar sus deudas con los bancos alemanes, que también podrían quebrar.

Da la impresión que Alemania no esté muy interesada en resolver el problema de la cris del euro dado que se niega a que el Banco Central Europeo compre la emisión de bonos de los países endeudados y con mayor déficit público, si previamente no han solicitado el rescate y aceptado el memorándum de entendimiento, como es el caso de España. Alemania y otros países del norte y del centro de Europa no se fían de ninguno de los países que a marchas forzadas pusieron en orden sus economías para poder integrase en el Eurogrupo, y que ahora son precisamente los países que más problemas tienen con su déficit publico y su deuda soberana, como es el caso de Grecia, Portugal, España e Italia. No se fía de todos estos países, no porque no cumplan con las recomendaciones de reformas y recortes sociales, que también, sino porque da la casualidad que en todos estos países existen economías sumergidas y grandes bolsas de fraude fiscal que estos países se muestran incapaces de erradicar. En Grecia la economía sumergida es de un 25,2%; en Italia del 22,2%; en España del 19,8%; y en Portugal del 18,7%; según Visa Europe, y sus gobiernos hacen muy poco por evitarlo. No hay más que ver la amnistía fiscal que ha concedido el Gobierno de España a los defraudadores fiscales, mientras que el Gobierno alemán persigue sin descanso a los defraudadores. El fraude fiscal en Alemania es pecado capital. Otro grado de desconfianza hacia algunos de estos países es la elevada corrupción politico-economica a la que también son incapaces de erradicar o no tiene voluntad de hacerlo.

Por mucho que Merkel abogue primero por una unión política antes que por una unión económica, o una unión económica antes que política como quiere Hollande, los problemas de la crisis del euro no se van a resolver con facilidad mientras que el Banco Central Europeo no asuma el papel de prestamista de última instancia para ayudar a los países con graves problemas de financiarización, es decir, prestar directamente y no a través de la banca privada. Mientras el Banco Central Europeo realiza prestamos al 1% a los bancos, estos, con los préstamos obtenidos, compran la deuda pública de los países al 6% y al 7%, obteniendo pingues beneficios. Pero el Banco Central Europeo no va a prestar directamente a los países endeudados comprándoles su deuda, lo prohíbe la legislación europea a través de los tratados de Maastricht, aunque sí lo ha hecho esporádicamente de una forma semiclandestina.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que la economía es para los alemanes una rama de la filosofía moral, en la que no cabe esperar que las políticas de estimulo que proponen otros países se impongan a la rectitud, la disciplina y la reducción del gasto público. ¿Estarán dispuestos los demás países a seguir el modelo alemán de austeridad y aversión a la inflación?. ¿Estarán dispuestos los países rescatados a infligir mayor dolor a su población, con más reformas y recortes sociales?

En épocas de recesión como las que estamos padeciendo es inasumible un «Pacto de Estabilidad» que fuerza a los estados a no tener un déficit público superior al 3%. Eso es forzar a los países a que la solución a la crisis la paguen sus ciudadanos, y no a quienes la han generado a través de la especulación financiera. Este pacto ahoga a los países del sur de Europa. ¿Será para forzar la Europa de las dos velocidades?.

Aun tendrá razón el economista alemán Bert Flossbach cuando dice que el euro fue un gran error y que esta experiencia ha fracasado.

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1 Respuesta »

  1. Pues lo que está claro en esta crisis es que la Merkel por mandato e intereses de la Banca alemana, hasta ahora ha exigido mucho y no ha dado nada. Por medio del BCE lo que ha hecho es lo que han hecho siempre los usureros de turno, prestar y prestar, a sabiendas de que al no poder pagar los préstamos se quedaban con todo. ¿Por qué nadie lo intuyó?

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